sábado, 22 de febrero de 2014

Crónica de una fiesta

Es una verdad bien conocida por los fiesteros que la dignidad nunca permanece más allá de 2 tequilitas. Mi experiencia me ha enseñado que en las fiestas predominan unas subespecies (de fiesteros) que junto con el deseo de airear las partes, te evocan inevitablemente a hacer el ridículo. 
El último Zar de Rúsia, moi y Michael Monguer Jackson. Somos demasiado atractivos. No podía dejar de ponerla.

1. El pesado: que no, que no me interesa como se precipita tu lengua hacia mi garganta. Por más letrero salvavidas que te cuelgues ("tengo novio", "me gusta la tortilla española", "castro por diversión") no van a dejarse vencer. Son de esa generación del "cuando dicen no, dicen sí" que crecieron en un bar mientras su padre iba hasta arriba de carajillos. Unos romeos, vamos.
2. El Capullo: ya sea en tu clase de física o en un guateque estudiantil, siempre aprenderás sobre la atracción gravitacional hacia los Hiperimbéciles. Nos gustan (o me, que luego no quiero que mis compañeras feministas se pongan en plan nazis) que parezcan duros. Pero en cuanto se caen del skate para atrás, dan más risapena que otra cosa (advertencia: casi siempre son hombres estafa). 
3. El amigo: qué decir, a parte de que es lo que todo hombre debería ser, pero-necesitamos-reproducirnos-para-subsistir-y-no-hay-más-chata-jodeos.
4. El bailongo: opino que los reallities de bailar/cantar son una gran MERDE, y Fama ha hecho mucho daño. Si intentas seducirme con tus meneitos de hombros, probablmente te despiertes en un charco de mi vómito.
5. El Patrocinador del Malibú con Piña: al igual que Cataluña con su 3a vía, han creado un camino alterno para llegar a tu corazón (bragas), el coma etílico.
6. El Escritor: mis colegas más avispados comprenderán las ventajas de encontrarse con el Escritor (os he hablado de él, he rewhatsappeado su foto con media Zorra-family y he conseguido convertirme en una fracasada colgada total).  Y no sólo porque lo encuentras 1 de cada 30.000 veces, sino porque reescribe una noche normal, en una total. Quizá no lo vuelvas a ver más. Pero los recuerdos de lavabos te los quedas tú. 
Como dijo una vez alguien en MTV (descanse en paz): sé todo lo zörrona que quieras, pero no presumas de ello (entre tus amigos sí, ya que deben temerte si te presentan a su padre. p.d. besos Emmo).

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