martes, 24 de junio de 2014

Para hacer bien el amor hay que venir al sur

Muchachos, ya he salido de la maldita losa del estudio bajo la que me encontraba. Y tantas cosas me han pasado, que seguro que en las futuras narraciones de este blog, se me escaparán mis desventuras porno-lacrimógenas. 
besos a todos los que me han pedido que escriba, y especialmente a Porca. Mi mejor (y única) fan.
He estado ocupándome de mi viaje de 1 mes a Frutalandia. Demasiado drama. Drama por aquí y por allá. Mi amada carcelera madre ha estado usando sus estrategias camorristas de persuasión para que me quede, llevaré una maleta de mano y estaré rodeada del conocido atractivo de los hombres rusos. Lo cierto es que lo que sé de la belleza rusa es básicamente anti-líbido, así que me puse a stalkear a mis compañeros de intercambio...
Jesusito de mi vida. Voy a pasar una sequía. 

SONRISAS Y LÁGRIMAS, NUNCA MEJOR DICHO


Pero como soy una chica combativa, me puse a rellenar cantimploras en Barcelona. Y ya me ves a mi saliendo de fiesta, con todas mis esperanzas puestas en el estrenado verano. FIASCO.
¿La primera noche? Otto club, alias el chiki-park, está plagado por hordas de adolescentes pajilleros. Y ya no sea porque yo respeto mucho las normas del asalto-y-perturbación de las cunas, sino porque estos chicos nacen de la simbiosis de Bieber y una tortuga. 

- "Eres muy alta"
- "Si es verdad" 
- "Yo también soy alto"

¿No dan ganas de coger un taxi y ponerte en marcha a tu cama para llorar con tu osito Mimosín? Así hice. Y si creía que la noche no podía ser más lamentable, el señor taxista la mejoró. El señor taxista lo llamaremos el Paki-entrometido (sin ánimo de ofender a los pakis, ya que una de mis amigas-la del padre buenorro- también tiene un hermano paki, probablemente adoptado porqué no se parece a Sr. Padre-cachondo ni a mi amiga). Pues Paki-entrometido y yo mantubimos la siguiente conversación:

- "¿Qué tal su noche, señorita?"
-"Uff....todo plagado de niños"- decidí sincerarrme con la única persona que me podía aguantar, es decir, alguien a quien pagara para ello. 
- "Jajajá... Si, la noche está muy mal. ¿Y tiene usted hijos señorita?"



 Estaba tan destrozada después de haberme envuelto en un rollito sushi de sudor mío y externo en la disco, y de todo mi drama amoroso de Acosadores que no me molan y Pivones que me ignoran, que empezó mi verborrea. Le conté que no tenía novio, que no quería estarlo, que estaba centrada en mi carrera (¿cuál? Supongamos que la universitaria), que me iba de viaje, y que no tendría hijos hasta los 30 y pico. 

En fin, he vuelto por todo lo alto. 


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